En
la antigüedad, las sustancias se consideraban formadas por la mezcla de 4
elementos y sus propiedades: tierra-agua-aire-fuego. La combinación de ellos
determinaba la naturaleza de la materia. Ya en la antigüedad se representaba
mediante 2 cuadrados cruzados. Uno representaba los 4 elementos y otro los
puntos cardinales relacionados. Otra
simbología idéntica relacionaba los 4 elementos con las 4 tipologías -arquetipos- de las
personas: Biliosos negros – Biliosos – Flemáticos - Sanguíneos . También se asociaban al carácter masculino o femenino de los objetos y
personas
PROPIEDADES DE LOS 4 ELEMENTOS :
TIERRA:
fría/seca--AGUA: fría/húmeda –AIRE: caliente/húmedo- FUEGO: caliente/seco.
Unas
sustancias pueden pasar de un estado a otro: ejemplo: Un árbol se quema y pasa
al estado de Fuego (caliente) y al de tierra (leña-seco y frío)-El Agua se
calienta y pasa a ser Aire (vapor) etc.
Los
pasos de un estado a otro se llaman:
-De
agua (líquido) → a aire → evaporación. -De Tierra (sólido) → a aire → sublimación -De aire (gas) → a agua → condensación -De aire (gas) → a tierra (sólido) → deposición. -De agua (líquido) → a tierra (sólido) → solidificación -De tierra (sólido) → a agua (líquido) → fusión
NOTAS:
-A
estos elementos, los japoneses añaden El Vacío -Los chinos añaden: La Madera y el Metal, prescindiendo del aire. -Los Indios y los
japoneses incluyen también el éter y el vacío, en vez del aire.
Fig.
T1–1(Ciclo aristotélico) y Fig T1-2 (Ciclo chino)
Con
todos estos elementos nuestros antiguos, estudiaron muchos fenómenos, no solo
relativos a la naturaleza física, sino también a las distintas tipologías-arquetipos- de
las personas y sus comportamientos.
CICLO
CHINO (Figura de Wikipedia) T1-2
Para
ello consideraban que el ser humano, su carácter y comportamiento (psiquismo)
dependían de la combinación de los cuatro elementos básicos, dando lugar a los
4 “humores” o tipologías ya citadas. Tales eran:
-Bilis
negra (melancólicos) – bilis (biliosos) – flema (flemáticos)
y sangre (sanguíneos).
Comportamientos
asociados:
-Bilioso negro: Tendencia a la
depresión y a la inacción. Melancólico. Triste. -Bilioso:
Destemplado y violento. Intranquilo. -Flemático: Tranquilo. Impasible. Tardo y lento en la acción. -Sanguíneo:
Tendente a la acción, impulsivo e irreflexivo.
Aún
hoy se estudian estas tipologías. Su desarrollo, no forma parte de este ensayo. Hoy, estos
comportamientos, se estudian en los campos de la Psiquiatría y de La
Psicología.
DEMÓCRITO
Y EL ÁTOMO
Demócrito,
sabio griego del siglo V antes de Cristo y contemporáneo de Sócrates (Algunos
le llaman presocrático) defendió la idea de que el mundo era totalmente
material y que: “Todas las
substancias del universo están formadas por partes tan pequeñas que yo no se
pueden dividir. E estas partes las llamó: “Átomos” que en griego significa: ”indivisibles” Estos se distinguían unos de otros por
sus cualidades de forma, volumen, peso etc. La combinación de todos ellos daba
lugar a todas las substancias del universo. A esta
manera de entender la materia se oponía Aristóteles, que no creía en el
forzoso vacío que según esta teoría,
debería de haber entre los átomos. Defendía la idea de que la materia no tenía
huecos. Era maciza y compacta. El tiempo daría la razón a Demócrito, si bien las teorías modernas
sobre el vacío siguen siendo hoy día un gran dilema y motivo de polémica. El
vacio, en pleno siglo XXI sigue siendo un gran misterio.
La
teoría Aristotélica, en contra de la teoría de Demócrito, a pesar de ser
defendida por otros sabios, como Lucrecio, Leucipo, Epicuro etc. se
impuso. No se puso en tela de Juicio
hasta los siglos XVI y XVII. Tal fue la influencia que Aristóteles tubo hasta
estos siglos. Sus principios eran inexorables e indiscutibles, con el
consiguiente daño a la ciencia experimental, que vendría mucho más adelante y supondría un avance del conocimiento sin precedentes..
Los
atomistas defendían que los átomos tenían una tendencia natural a unirse entre sí,
formando las distintas materias que componen nuestro mundo material. A esta
tendencia o fuerza que los unía se le la llamó
“Afinidad” cuya naturaleza se desconocía por completo. Habrían de pasar
muchos años hasta penetrar en este misterio y resolverlo.
A
las materias que estaban formadas por átomos iguales, se les llamó: “Substancias
o cuerpos simples”. En el caso de estar formada por átomos distintos, se le
llamó: “Substancias compuestas”. Así pues tenemos: -Substancia simple: La que está formada por un solo tipo de átomos. -Substancia compuesta: La que
está formada por varios tipos de átomos distintos.
-A
las partes indivisibles de estas últimas, que conservaban sus propiedades, se
les llamó:”moléculas”. Y a su fuerza de unión: “Cohesión”. Estas consideraciones, parecen no tener la mínima importancia para todos nosotros. Y
en realidad así es. Las cosas de nuestro mundo ordinario no cambian por dar
razón a uno o a otro. Pero para una mente indagadora, vistas con más
detenimiento y reflexión, implican concepciones del Universo muy diferentes.
Según
Demócrito, habrá un espacio vacío entre los átomos. Luego el vacío existirá,
salvo que esté lleno de una materia que se llamó “éter”. Pero estamos en las
mismas. También el éter estaría formado por átomos. Es decir: Nuestro mundo
sería una mezcla de materia y vacío.
Según
Aristóteles, la materia es continua, por tanto no hay separación entre sus
partes. Es decir: Está llena. Es compacta.
Ver
fig T1-4
Para
que ambas teorías fueran compatibles, los átomos de Demócrito deberían de ser
cubos, tetraedros o dodecaedros perfectamente regulares. Así las caras de los
átomos encajarían perfectamente y no habría huecos entre ellos. No habría
vacío. La materia sería compacta y sin solución de continuidad. Pero
la observación de la naturaleza, con sus formas infinitas, más bien nos lleva a
pensar que esto no es así. Además, según
Demócrito cada átomo de materia es distinto. Dado pues que el número de
materias diferentes en el universo es inmenso, no podemos tener infinitos
volúmenes geométricos que cumplan la condición de encajar a la perfección. Es pues imposible pensar, según
Demócrito, que el vacío no exista.
Vamos a admitir que
existe, pues parece lo más razonable de momento. No lo podemos ver, pero lo
podemos crear. Veamos por un momento la figura T1-3 de un émbolo. Si el émbolo está al final de su recorrido
(1) y tiramos de él como para sacarlo, veremos que se resiste mucho. Si entre
el cilindro y el émbolo no hay resquicio alguno-ajuste perfecto-, el hueco que
queda en el cilindro será “vacío”. No habrá materia dentro. Si dejamos de tirar del
émbolo, éste se desplazará bruscamente hasta su posición inicial (1) Con este
experimento, vemos claramente que el vacío ejerce una fuerza atractiva y bastante fuerte. Siendo así, se confirma la teoría ya citada, de que “todos los átomos
tienden a juntarse”, según defienden los atomistas antiguos, pues todos están metidos en un medio vacío, y por tanto atractivo. La materia tenderá pues a hacerse más
compacta, hasta que unos átomos se aplasten entre sí. Si, como pasados los
años, se demuestra que también los átomos están formados por otras partículas
aún más pequeñas o “sub-átomos” y que
además estos sub-átomos o sub-partículas, son pequeñísimas respecto al volumen
ocupado, el proceso continuará con tendencia a infinito. La materia se
concentrará más y más, tendiendo a un
volumen infinitesimal. Tendríamos un Universo enorme, concentrado en un
infinitésimo espacio. La enorme energía del universo, también quedaría
concentrada en este punto infinitesimal o “semilla original”. Dado que ya
conocemos la leyes de acción y reacción, o la existencia necesaria de lo uno y
su contrario, en este punto o "singularidad", se produciría una reacción igual y contraria, produciéndose
una gigantesca explosión de la cual saldría toda la materia y energía que había
concentrada dentro de dicha semilla. De ella surgiría otro universo en
expansión. Posteriormente a
esta teoría se le llamaría del
“Big-Bang” o gran explosión, que aún hoy en día está vigente, aunque no todos
los científicos estén de acuerdo con ella. Pero, este Universo
nuevo ¿Será igual al anterior? Si la respuesta es afirmativa, el ciclo
volverá a repetirse y así tendremos contracciones y expansiones sucesivas y sin
fin. Otra pregunta: ¿Se mantendrían las
mismas leyes físicas en cada nuevo universo? ¿Volveríamos a vivir de nuevo
nuestras vidas en cada ciclo y de la misma manera? Este misterio está sin
resolver por la ciencia. Además tenemos la eterna pregunta sobre: ¿Quien Fue primero,
la Semilla o el Universo?. Y en ambos casos: ¿De donde partieron uno u otro?
¿Cuál fue su origen? No hay respuesta a esta pregunta. La única respuesta nos
la dan las religiones achacando este origen a un Ser Supremo llamado Dios.
J.B.H Tokio
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